jueves, 20 de mayo de 2010

GESTOS QUE CONSTRUYEN

Hace unos meses dieron una noticia a Carlos e Isabel. Su hijo Alberto tenía un sarcoma en la pierna. A sus 16 años podemos imaginar su situación y ánimo. Ningún vecino se atrevía a preguntar por él. Le veían alegre y feliz. Pero la realidad era que se tenía que actuar pronto.

De cáncer sabemos mucho pero de reacciones evangélicas y solidarias de adolescentes no tanto. Pues te comparto algo que me ha sorprendido y me ha llenado de gozo: Alberto empezó su tratamiento de quimio  y poco a poco fue viendo cómo se le iba cayendo el pelo. Sus amigos y compañeros sabían  que cuando llegara ese momento le iba a costar mucho.  Llegó el momento y se fueron con él a la peluquería. Unos pasaron antes que él y otros detrás... todos fueron pasando "por la maquinilla".  Unos días después siguieron solidarizándose con él más... Creo que más de treinta y seis chicos hicieron lo mismo que Alberto.  

Cuando me lo contó un familiar y una profe del cole me quedé muda. DIOS ESTÁ AHÍ. ¿no lo crees? 

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