sábado, 13 de junio de 2009

DA TU TIEMPO



Soñaba y soñaba. Soñaba con un barrio, soñaba con un mundo donde nos llamáramos por nuestros nombres. Donde el más frágil pudiera ser y servir escuchando y siendo escuchado tanto como el que estaba en el poder o abusando del poder que algunos le habían otorgado…

Imaginé que podía haber un espacio, un lugar de encuentro entre amigos o vecinos…

Un día desperté y me encontré con unos maestros y unos jóvenes dispuestos a servir y a dar su tiempo libre al servicio de los jóvenes y los niños del barrio. Crearon una asociación cultural que se ubicó en el local que tenía alquilado la Asociación de vecinos. Y fui testigo de cómo estos jóvenes voluntariamente en las fiestas del barrio apoyaron con alegría a los que durante muchos años habían llevado el peso de las actividades y ya no tenían edad ni fuerzas para ello.

Y reconocí a Manolo, Carmen, Mariano, Luis, Antonio, Mª Luz, Tere… y muchos más.

Cuando salgo a la calle… siempre me encuentro a alguno… Y cuando estoy en algún rincón de mi casa a solas conmigo misma, me resuenan sus nombres y me llena de gozo: ¡Sí! Otro mundo es posible. Otro mundo en el que, fuera de demagogias, se juega limpio. Se entrega lo mejor de uno mismo al servicio de los demás.

martes, 9 de junio de 2009

ESO QUE LLEVABA AÑOS ENCERRADO EN SU SER



Pilar daba vueltas en su corazón por algo que le había pasado en su infancia y que no comprendía mucho: Había sido una niña adoptada.

Carmen se acercó un día a su puerta. Se había partido una pierna y no podía salir. Entonces escuchó eso que llevaba años encerrado en su ser.

- Mira, Carmen, he tenido unos padres buenísimos –y sus ojos se iluminaban y reflejaban luz, ¡la LUZ¡…- Y seguía contando… -Pero, tengo un dolorcillo dentro de mí… Y seguía y seguía diciéndole y remontándose a esos lugares interiores donde solo dos amigas íntimas lo hacen. - Pero no he conocido a mis padres biológicos.

Carmen hizo un silencio profundo y acogedor ante ese misterio que le desbordaba.

-¿Qué te parece si indago? -le dijo Pilar-.

Pasaron la tarde entreayudándose y diciéndose sus más profundos secretos.

Al despedirse dijo Pilar: -¿Has visto como ha pasado el tiempo tan rápido? Cuando llegaste estaba un poco malhumorada. Llevo quince días sin salir y sin poderme casi mover de la silla. ¿Te has dado cuenta? El Señor ha estado entre nosotros. ¿No te has dado cuenta? ¡Qué paz!


Esto ocurrió en mi barrio. No son sueños. De ello doy fe. No salió en la prensa. Pero quedó grabada la experiencia en el corazón de las dos mujeres. ¡El que tenga ojos para ver que vea!
mlred