Tuve que mirar hacia adelante, como siempre que queremos seguir dando vida a la Vida.
Pero ¡Costaba tanto! Ser fiel a Jesús, a su Evangelio, a su Palabra que ha ido alentando mi corazón... Dejar un camino que había ido configurando mi vida... Abrirme al nuevo...
HOY doy muchas gracias a Dios por vivir codo con codo y día a día el camino con un pueblo, con un barrio, con unas personas que luchan cada día por sobrevivir a las crisis económicas, sociales, etc. que aún inconscientemente, buscan a Dios, que trabajan por la justicia y los pobres un puñado de ellos: Es un privilegio compartido.