domingo, 23 de febrero de 2014

CHIARA LUBICH

Chiara Lubich

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Chiara Lubich
Chiara Lubich.JPG
Nombre Silvia Lubich
Nacimiento 22 de enero de 1920
Bandera de Italia Italia, Trento
Fallecimiento 14 de marzo de 2008, 88 años
Bandera de Italia Italia
Nacionalidad italiana
Ocupación Lider espiritual
Chiara Lubich (Trento, Italia, 22 de enero de 1920 - Rocca di Papa, Italia, 14 de marzo de 2008) fue la fundadora y presidenta del Movimiento de los Focolares.

Índice

Biografía

A principios de los años 40, una joven llamada Silvia Lubich, de poco más de veinte años, enseñaba como maestra en Trento, su ciudad natal. Se había matriculado también en la Facultad de Filosofía de la Università Ca' Foscari de Venecia, pues quería llegar a la verdad más profunda de las cosas y de la vida. Sin embargo, llegaron los amargos y difíciles años de la Segunda Guerra Mundial, donde el entorno de odio, muerte y violencia le impidió continuar sus estudios.

Algunas etapas significativas

A causa de sus ideas políticas, su padre, Gino Lubich, se queda sin trabajo, y la familia queda sumida en graves estrecheces económicas. Chiara tiene que ponerse a trabajar para poder costearse sus estudios universitarios. Así, desde muy joven, comienza a dar clases particulares.
Va creciendo en su interior su deseo de consagrarse totalmente a Dios y el día 7 de diciembre de 1943, pronuncia para siempre sus votos de pobreza, castidad y obediencia en una capilla de su ciudad, con la sola presencia de un sacerdote. Esta fecha marca oficialmente el inicio del Movimiento de los Focolares, que más tarde fue aprobado por la Iglesia Católica con el nombre oficial de Obra de María.
Su casa fue destruida el 13 de mayo de 1944, durante uno de los más bombardeos más violentos que sufrió Trento durante la Segunda Gran Guerra. Su familia busca amparo en las montañas cercanas. Habiendo nacido ya la primera comunidad, Chiara decide quedarse en la ciudad. Abrazando entre los escombros a una madre enloquecida por la muerte de sus cuatro hijos, siente que debe abrazar el dolor de la humanidad, y así, junto a un pequeño grupo de personas que la siguen en su decisión, trata de vivir el Evangelio al pie de la letra, privilegiando a los pobres de su ciudad. Reuniéndose con sus primeras compañeras en los refugios durante los bombardeos, lleva consigo el pequeño libro del Evangelio. Quedan impresionadas especialmente leyendo esa página en la que Jesús habla de su Testamento: "Padre, que todos sean uno". Chiara descubre que para esa página había sido creada y experimenta, ante el derrumbamiento de todo, que el Evangelio vivido es la más potente revolución social.
En el año 1948 Chiara conoce en el Parlamento italiano a Igino Giordani, un prestigioso político, diputado, escritor, periodista y padre de 4 hijos. Fue él quien ayudó a Chiara en los años siguientes a encarnar en la sociedad la espiritualidad de la unidad, por lo que es considerado cofundador del Movimiento. Giordani fue pionero del ecumenismo. La Iglesia católica inició hace unos años su causa de beatificación.
En el año 1949 Chiara Lubich conoce a Pasquale Foresi, un joven seminarista deseoso de conjugar evangelio y vida en la Iglesia. Ordenado presbítero en 1954, el P. Foresi se convierte en el primer focolarino sacerdote.
En 1956 nacen los "Voluntarios", nueva rama de su Movimiento, constituida por personas adultas comprometidas libremente en todos los ámbitos sociales: política, economía, justicia, salud, educación, arte, medios de comunicación, etc.
En 1966 propone a los jóvenes la radicalidad del Evangelio y nace el "Movimiento Gen" (Generación Nueva).
En 1991, en Brasil, se siente impactada por el contraste social y la miseria de las "favelas", y empujada por su Carisma nace la Economía de Comunión, un proyecto que actualmente se ha convertido en una realidad en creciente desarrollo de esta novedosa teoría y praxis económica. Sobre ella se publican tesis y trabajos de investigación en universidades de todo el mundo, y centenares de empresas ya la aplican concretamente en todas las latitudes.
Entre 1997 y 1998 se abren nuevas perspectivas en el diálogo interreligioso: Chiara Lubich es invitada a hablar de su experiencia interior en Tailandia a 800 monjes y monjas budistas; en Nueva York de EEUU, a 3.000 musulmanes negros en la mezquita de Harlem, y en Argentina a la comunidad hebrea de Buenos Aires.

Muerte

A principios de marzo de 2008, internada con insuficiencia respiratoria grave en el Policlínico Gemelli, recibe la visita del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I. Pocos días después, agravándose su estado, regresa por expreso deseo suyo a su residencia habitual de Rocca di Papa, donde acompañada por sus hijos espirituales de todo el mundo, fallece serenamente el 14 de marzo de 2008 a las 2 de la mañana.
Tras conocer la noticia, S. S. Benedicto XVI, dijo: "He recibido con emoción la noticia de la muerte de Chiara Lubich, al final de una vida larga y fecunda caracterizada incansablemente por su amor a Jesús abandonado. En esta hora de separación dolorosa estoy cercano espiritualmente y expreso mi cariño a los familiares y a toda la Obra de María -Movimiento de los Focolares-, que ella fundó, así como a todos los que han apreciado su compromiso constante por la comunión en la Iglesia, el diálogo ecuménico y la hermandad entre todos los pueblos. Doy gracias a Dios por el testimonio de su existencia dedicada a la escucha de las necesidades del ser humano contemporáneo en la total fidelidad a la Iglesia y al Papa. Mientras confío su alma a la Bondad Divina para que la acoja en el seno del Padre, deseo que cuantos la conocieron y encontraron, admirando las maravillas que Dios ha cumplido a través de su entrega misionera, sigan sus huellas manteniendo vivo su carisma. Con esos votos invoco la intercesión materna de María e imparto a todos mi bendición apostólica".1 2
La Confraternidad Argentina Judeo – Cristiana por su parte expresó: "el mundo pierde una mujer excepcional, madre y guía espiritual de muchísimos hombres, su generosidad en el vivir la plenitud de la Palabra de Dios ha ido más allá del mundo cristiano”.3


Obras

Sus obras, traducidas en español, están editadas por Ciudad Nueva4 Entre otras:
  • Todos Uno
  • El arte de amar en la familia
  • El atractivo de nuestro tiempo
  • Buscando las cosas de arriba
  • Cristo a través de los siglos
  • Dios con nosotros
  • ¿Por qué me has abandonado?
  • Santificarse juntos
  • La vida, un viaje
  • Lo esencial de hoy
  • Un pueblo de santos
  • El tiempo queda
  • El Grito
  • Chiara Lubich. La Doctrina Espiritual
  • María, transparencia de Dios
  • Un camino nuevo
  • Construir el "Castillo exterior"
  • Unidos hacia el Padre
  • La unidad y Jesús abandonado
  • El arte de amar
  • Meditaciones
  • María, corazón de la humanidad
  • Ser Palabra viva
  • El crit
  • Dios te ama inmensamente

http://es.wikipedia.org/wiki/Chiara_Lubich



viernes, 7 de febrero de 2014

MÁRTIRES DEL NACISMO 4



VILMOS APOR (1892-1945)
Vilmos Apor nació el 29 de febrero de 1892 en Segesvár (Hungría). Era el sexto hijo de una familia noble. Su padre murió cuando él todavía era niño; su madre lo educó en un profundo fervor religioso. Fue monaguillo. Estudió con los jesuitas y, al terminar los estudios secundarios, ingresó en el seminario. Su obispo lo envió a la universidad de Innsbruck, dirigida por los jesuitas, donde obtuvo el doctorado en teología.
Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de agosto de 1915, incardinado en la diócesis de Nagyvárad. Ejerció primero su ministerio como vicepárroco en Gyula y, durante la guerra, por poco tiempo, como capellán militar. Trabajó un año como prefecto en el seminario de Nagyvárad y luego volvió a Gyula como párroco. Se distinguió por su amor a los pobres. Para favorecer la educación religiosa de los jóvenes fundó un colegio y llamó a la ciudad a congregaciones religiosas, con la finalidad de intensificar la vida de piedad de los fieles. En su parroquia se formó una verdadera comunidad sacerdotal. Se esforzó por crear buenas relaciones con los pastores y fieles de otras confesiones.
El Papa Pío XII lo nombró obispo de Gyor el 21 de enero de 1941. Recibió la consagración episcopal el 24 de febrero del mismo año y tomó posesión de su sede episcopal el 2 de marzo sucesivo. El lema de su escudo episcopal era: «La cruz fortalece al débil y hace humilde al fuerte». A pesar de las dificultades que suponía la segunda guerra mundial, desempeñó su misión con gran entusiasmo. Amaba mucho a sus sacerdotes, a los débiles y necesitados. Se dedicó con energía a fomentar la educación moral y religiosa de la juventud. Cuando en Hungría se introdujeron las leyes raciales, defendió a las víctimas de la injusticia, alzando su voz incluso contra los mismos políticos que estaban en el poder. Condenó las acciones inhumanas y la persecución en varios escritos y en las predicaciones, con lo cual puso en peligro incluso su seguridad personal. Durante los bombardeos no dudó en acudir a socorrer a las víctimas.
Cuando los combates afectaron al territorio de su diócesis, puso a disposición de los refugiados el palacio episcopal y él se retiró a una habitación pequeña. Al tener conocimiento del peligro que corrían las mujeres, declaró que estaba dispuesto a defenderlas incluso a costa de su vida. Esto lo demostró cuando la tarde del Viernes santo llegaron al palacio episcopal algunos soldados rusos, borrachos, para llevar al cuartel a numerosas mujeres, que se habían refugiado en el sótano del obispado. El obispo rechazó categóricamente la petición. Después de una larga lucha, cuando un oficial comenzó a amenazarlo con su pistola, él fue avanzando poco a poco tratando de sacarlo fuera. Pero el oficial se volvió de repente y le disparó, quedando herido en la frente, en la mano y en el estómago. Los soldados, asustados, huyeron, y el obispo cayó en tierra. Fue llevado al hospital, donde le operaron. Al volver en sí, dio gracias a Dios porque ninguna de las mujeres había sufrido violencia y por haber aceptado su sacrificio. Se preparó a bien morir; oró por sus sacerdotes, por los fieles, por el pueblo húngaro, por los dirigentes del Estado y por su país. Murió el lunes de Pascua, 2 de abril de 1945. Fue sepultado en la iglesia de los carmelitas.
En la basílica de Gyor se construyó un sarcófago de mármol para trasladar a él los restos mortales del obispo el 24 de noviembre de 1948, pero las autoridades estatales lo impidieron. Hubo que esperar hasta el 23 de mayo de 1986. La tumba del obispo Vilmos Apor se halla actualmente en la capilla Hédervári de la nave lateral de dicha basílica.
El 7 de septiembre de 1996, con ocasión de su segunda visita pastoral a Hungría, Juan Pablo II acudió también a esa capilla y oró ante la tumba de monseñor Apor.

(MÁRTIRES DEL SIGLO XX, testigos fieles del evangelio. Voz de los sin voz -nº 516)