Yo no la conocía personalmente pero su testimonio me ha llegado muy dentro. NUESTRO MEJOR TESORO ES JESÚS. ELLA LO ESCOGIÓ Y AHORA DA TESTIMONIO ANTE EL MUNDO DE QUE ÉL LA LLENA DE SU ALEGRÍA Y DE SU PAZ.
Una
monja caminará por la alfombra roja
La ex actriz Dolores Hart, con hábito,
entregará un Oscar
Gente | 22/02/2012 - 01:06h
LUIS FERNANDO ROMO
Bethlehem
(Connecticut)
Hart,
en su época de actriz Archivo
Tras dar el primer beso cinematográfico a Elvis
Presley en Loving you (1957), Dolores Hart iba a convertirse en una de las
mejores actrices de la época cuando recibió la llamada de Dios. "En 1963
dejé Hollywood porque sentí la vocación, no porque fuera el lugar del
pecado", asegura desde la abadía de Regina Laudis en Bethlehem, a poco más
de dos horas de Nueva York.
Actualmente es la priora de esta congregación de
benedictinas que vive en clausura, pero la madre Dolores acaba de recibir un
permiso especial porque el 26 de febrero paseará por la alfombra roja de los Oscar vestida con su hábito y su boina para apoyar
la nominación del cortometraje documental corto God is the bigger Elvis dirigido
por Rebecca Cammisa. Su última aparición en la ceremonia fue en 1959.
A lo largo de 37 minutos se narra su historia y la de su
abadía: "Dejé entrar a las cámaras para ayudar a todas aquellas personas
que están en busca de su alma. El camino hacía el Señor es un trayecto
maravilloso". Y ella lo tomó a sus 24 años.
Una anécdota: es la única monja con
derecho a voto en la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de
Hollywood: "Empecé a votar en 1960, pero al pertenecer a la orden pensé
que no era correcto. En 1990 me llamó mi amigo Karl Malden, entonces presidente
de la Academia, para que reconsiderara mi postura y acepté. Me dio un aparato
para ver las películas en mi habitación y envío mi voto. De esta manera estoy
en contacto con la realidad".
Sus profundos ojos azules transmiten paz, serenidad y
bondad, a pesar de sufrir una neuropatía idiopática periférica desde hace
quince años, "una enfermedad nerviosa muy dolorosa para la que recaudo
fondos". También necesita dinero para la abadía, que necesita reformas.
Por un momento echa la vista atrás y recuerda su primer
encuentro con Elvis: "No sabía quién era, y antes de rodar la película me
lo presentaron. Elvis era muy guapo y me preguntó si yo cantaba. Al regresar al
colegio, mis amigas, histéricas, me gritaron: '¿le has cogido un mechón de
pelo?' ¿Bromeáis? –les contesté–. Él era un fenómeno y yo no lo sabía".
Sonríe cuando le recuerdan el beso a Elvis Presley y bromea:
"Creo que es el beso más largo de la historia porque ha durado 55 años.
Cuando empezamos a rodar, el director cortó la escena porque él se sonrojaba;
volvimos a besarnos y volvió a cortar porque me sonrojé y así en varias
ocasiones".
En 50 años de clausura ha contado con la ayuda de numerosos
amigos. Entre ellos, Maria Cooper –hija de Gary Cooper–, "que es como mi
hermana", Paul Newman y Patricia Neal, de quien nos confesó: "Fue
monja durante tres meses, incluso tuvo sus propios hábitos". La actriz
está enterrada en la abadía.
La joven actriz Dolores Hart hizo su debut junto a Elvis Presley
en Loving You (1957), su segunda película. Ella trabajó con él de nuevo, al año
siguiente, en el King
Creole , la última película
que hizo antes de su envío a Alemania. Ella
tenía otros buenos papeles, en Where
the Boys Are , Come Fly With Me , de Alfred Hitchcock Presents, y
también en Broadway.No era un B-estrella. Ella
estaba siendo preparado para grandes cosas. Se
le permitió ser ella misma en sus papeles, que era una inquietamente sensible
(y, sin embargo un pelo de tonto) el tipo de chica. Era asombrosamente hermoso, con
brillantes ojos azules, pero su belleza tenía una cualidad etérea. Era delicado. A ella le han hecho un sorprendente
Laura en El zoo de cristal , que tiene la misma fragilidad que
también puede repentinamente encontrar la fuerza en los momentos emocionales. Su alma parece residir en el exterior
de su piel, por lo que ella era tan buena actriz.
En
1963, Dolores Hart, a punto de casarse, se alejó de todo y se convirtió en una
monja benedictina. Ella ha vivido
en un convento en Connecticut por casi 50 años y ahora es una abadesa (así como
un miembro votante de la Academia). Se
mantiene al día con las películas. A
pesar de vivir en un claustro (literalmente), ha concedido entrevistas de vez
en cuando acerca de su vida, su asociación y amistad con Elvis, y por qué dejó
el mundo de Hollywood para el convento.
Mi
respuesta favorita que dio es el siguiente. Se
le preguntó cómo podía ser monja después de besar a Elvis Presley? Su respuesta pícara: "¿Cuánto más
cerca del Cielo se puede obtener?"
Voy
a decir esto también: Agregar a la lista de su largo, largo tiempo de las
mujeres que conocieron a Elvis que no tienen nada malo que decir sobre él. Ella lo amaba. Era un católico serio, va a misa todos
los días, y se trata de un floreciente carrera como actriz. Él glommed en ella, gusto de su
dulzura, la apertura a ella. Amaba
a las chicas buenas. Se sentía
cómodo con ellos. Se le permitió
ser blando y vulnerable. Hay
películas caseras de los dos de ellos en su casa, cuando ella hizo una fiesta
de cumpleaños de un miembro del reparto (muy raro en él para mostrar aun más). Él está tocando el piano y ella está
sentada junto a él de interferencia en el clarinete, y los dos están riendo. Ella dijo en una entrevista que ella
estaba tan agradecido que ella llegué a conocerlo a continuación, que llegué a
conocerlo "en su inocencia".
domingo
19 de febrero de 2012
LA APASIONANTE HISTORIA DE LA MONJA QUE BESÓ
A ELVIS PRESLEY
Dolores Hart fue la
primera mujer que besó a Elvis en una película: dejó el cine e ingresó en un
convento
Dolores Hart tiene un
lugar muy especial en la historia del cine: haber sido la primera actriz que
besó al Rey, en su segunda película, «Loving You» (1957). Los fans de Elvis
Presley debieron de pensar que Dolores Hart había tocado el cielo besando al
nuevo ídolo del rock’n’roll. ¡Cuán equivocados estaban! Al año siguiente volvió
a besarlo en «King Creole» (1958), la mejor película y, sin duda, la mejor
interpretación de Elvis en un papel dramático. En este filme, Dolores Hart
interpreta a una recatada camarera de una tienda en donde Elvis entra para
distraer a las dependientas cantando, mientras la pandilla del barrio roba.
Al personaje que
interpreta Dolores Hart le enamora el desparpajo un tanto canalla de Elvis y la
canción «Lover Doll», en la que le canta, con su aterciopelada voz, que nunca
había pensado que las «muñecas» crecieran tanto. Dolores Hart era la típica
rubita con coleta, de ojos azules y piel dorada, casi transparente, de la que
se enamoraban los chicos rebeldes y trataban de seducirla llevándola a una lúgubre
habitación de hotel. En la puerta, descubrían que ella no era ese tipo de
chica.
Poco antes de tomar la
decisión que la llevaría a un convento de clausura, Dolores Hart protagonizó
«Donde hay chicos» (1960), una comedia en la que cuatro chicas se buscan a sí
mismas en el entorno veraniego de Florida, al tiempo que descubren el amor y el
sexo, justo cuando se inicia el movimiento contracultural y de liberación
sexual en Estados Unidos.
Dolores Hart tuvo
tiempo de hacer media docena de películas, de escaso interés, antes de
comprender que la llamada de Dios estaba por encima del brillo de Hollywood, en
donde había conseguido un cierto estatus de actriz emergente en la MGM. Fue en
Broadway, actuando en «El placer de su compañía», cuando empezó a cuestionarse
su vida y la falta de sentido trascendente. Le recomendaron que se retirara
durante unos meses a la abadía benedictina en donde ingresaría años después.
Ante el estupor
general, Dolores Hart comunicó a la prensa que dejaba el cine para ingresar en
un convento, en diciembre de 1962, a la edad de 24 años. Se retiró a la abadía
de Regina Laudis, en el pueblecito de Bethlehem, en Connecticut, como monja de
clausura. Desde entonces han pasado casi cincuenta años y la vida de aquella
estrella juvenil de Hollywood, admirada por su dulce rostro y maneras suaves,
se ha convertido en la madre superiora del convento benedictino. Tiene 73 años
y ha vuelto al mundo secular dos veces, una para recaudar dinero para
investigar la neuropatía idiopática periférica, que ella padecía desde 1997 y
que sufren numerosas personas en Estados Unidos, y, posteriormente, para
conseguir fondos para el convento.
Pero la noticia que ha
llamado la atención de la Prensa ha sido saber que la madre abadesa Dolores
Hart es miembro votante de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de
Hollywood. Cada año recibe las películas que tiene que visionar en su celda.
Algo impensable en la cultura religiosa europea que una monja de clausura
decida anualmente qué cinta recibe el prestigioso Óscar. Cuando se le pregunta
si no son un tanto subidas de tono, Dolores Hart contesta: «Si eres benedictina
como yo, se supone que eras capaz de integrarte en cualquier sitio».
Ser monja no entraba
en sus planes. Y, sin embargo, pasando por Connecticut de gira promocional de
«Francisco de Asís» (1961), pidió al chófer que parara delante del convento
Regina Laudis, donde entró a rezar. Allí debió de tener una epifanía, pues
decidió dejar a su novio, un hombre de negocios californiano, renunciar a una
vida de lujo, dinero y fama e ingresar en la orden.
Junto a su amiga la
actriz Patricia Neal, protagonista de «El manantial», construyeron un teatro
junto al convento, donde se representan obras cada verano, y hasta su muerte,
en 2010, fue uno de los soportes económicos del convento. Patricia Neal está
allí enterrada.
Además de conservar su
nombre artístico, a Dolores Hart le gusta llevar debajo del hábito un suéter y
tocarse con una excéntrica boina negra con una estrella. Cada vez que un
reportero le pregunta qué sintió besando a Elvis y si tocó el cielo al besarlo,
la ex actriz contesta que sólo hay que mirar aquella escena para darse cuenta
de que no era más que una película. Para ella, Elvis era un joven con una
enorme capacidad de amor, pero nunca creyó que encontraría la felicidad. Era
una persona solitaria. Ella, sin embargo, consiguió el amor divino, y para toda
la vida.
Nunca lo pensó
Dolores Hart nunca
pensó en meterse a monja, quería ser actriz, como su padre, Bert Hicks, un
católico irlandés que se divorció de su madre cuando era niña, y sobrina del
también actor y famosísimo cantante de ópera Mario Lanza.
COMMUNIO
Mother Dolores Hart speaks about her life and Faith
On Saturday I drove up to the Abbey of Regina Laudis situated in Bethlehem , Connecticut , to purchase cheese and note cards made by the Benedictine nuns there. Cheese is a homemade product of the nuns of this monastery made from milk of 5 dairy cows. But in addition to cheese and note cards I picked up a beautiful DVD interviewing Mother Dolores Hart, OSB. In 2000, Chantal Westerman interviewed Mother Dolores for an hour long presentation called "Conversations with Remarkable People: Mother Dolores Hart."
From this conversation I learned a few things and a new perspective among which Mother Dolores was not only an actress but also a carpenter who made chairs and tables but also coffins for the nuns in her earlier life at the abbey and she took the time to welcome guests. Patricia Neal was of particular interest. (A convert to Catholic before her death, Neal died in August 2010 and is buried at Regina Laudis Abbey.) Of particular interest to me was not Hart's work in Hollywood but her concrete witness of Christian faith. Ms Westerman asked Mother how she understood faith and the phrase "I am spiritual but not religious." Mother answered (my notes):
Faith is remembering the exquisite gifts of God given us in particulars of space and time and people; faith is having the guts to say 'yes' when you have no idea what the 'yes' means; the 'yes' is given in response to a mystery.
With regard to the spiritual/religious distinction often made: the two are complementary and have a convergence.
Indeed! There is no separation between spiritual and religious. The soul needs integration of each to make any real sense.
If you can get a copy of the DVD from the Abbey, do so. I recommend it. And stay for Vespers (the Church's evening prayer) daily beautifully sung by the 40 nuns.
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