A TUS PIES SEÑOR
A TUS PIES, SEÑOR
Pidámosle a Él que nos enseñe.
El lugar más apreciado por nosotros
debería ser el sagrario:
Sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Pidámosle que nos enseñe a orar
como Él lo hizo,
en aquella inefable comunión con su Padre:
Doce nos orare.
Pidámosle que prenda fuego a nuestros corazones,
como hizo con los discípulos de Emaús:
¿No estaba ardiendo nuestro cora¬zón
dentro de nosotros
cuando nos hablaba en el camino?"
Estos son tiempos difíciles.
Son tiempos de prueba y de desafío,
pero son también tiempos de oportunidad.
Y frente al desafío y a la oportunidad,
nosotros sabemos a dónde acudir:
Tú tienes palabras de vida eterna,
y nosotros creemos y sabemos
que Tú eres el Santo de Dios"
Reunidos aquí
para celebrar el "Mysterium fidei",
el misterio de la fe y del amor,
a la pregunta del Señor :¿Me amas?,
respondamos con Pedro:
Tú lo sabes todo,
Tú sabes que te amo"
Y con nuestro Padre y Fundador,
hagamos ese ofrecimiento
que nosotros y nuestros novicios
hacemos en los Ejercicios
y a lo largo de nuestras vidas,
repitiendo hoy con especial fervor:
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer...
Que Cristo Resucitado nos conceda
su amor y su gracia,
porque eso nos basta.
Pidámosle a Él que nos enseñe.
El lugar más apreciado por nosotros
debería ser el sagrario:
Sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Pidámosle que nos enseñe a orar
como Él lo hizo,
en aquella inefable comunión con su Padre:
Doce nos orare.
Pidámosle que prenda fuego a nuestros corazones,
como hizo con los discípulos de Emaús:
¿No estaba ardiendo nuestro cora¬zón
dentro de nosotros
cuando nos hablaba en el camino?"
Estos son tiempos difíciles.
Son tiempos de prueba y de desafío,
pero son también tiempos de oportunidad.
Y frente al desafío y a la oportunidad,
nosotros sabemos a dónde acudir:
Tú tienes palabras de vida eterna,
y nosotros creemos y sabemos
que Tú eres el Santo de Dios"
Reunidos aquí
para celebrar el "Mysterium fidei",
el misterio de la fe y del amor,
a la pregunta del Señor :¿Me amas?,
respondamos con Pedro:
Tú lo sabes todo,
Tú sabes que te amo"
Y con nuestro Padre y Fundador,
hagamos ese ofrecimiento
que nosotros y nuestros novicios
hacemos en los Ejercicios
y a lo largo de nuestras vidas,
repitiendo hoy con especial fervor:
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer...
Que Cristo Resucitado nos conceda
su amor y su gracia,
porque eso nos basta.
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