Hay que ver con el corazón… Lo esencial es invisible a los ojos… repetía el Principito.
Hace falta estar despiertos, ver con el corazón para descubrir paso a paso la Presencia de Alguien que es mayor que nuestra conciencia y que es capaz de dar la vida gratis por Amor.
Eso le pasaba a Lucía. Un día le decía a Carlos:
-Mira, en el barrio vive Isidoro en un cuartucho, sin agua, solo, enfermo.
Otro día:
-Hoy ha venido Yamal a pedirnos que le ayudemos. Ha venido de Senegal. No conoce a nadie. Y no sabe por donde moverse ni qué hacer para encontrar trabajo. Intenta decirnos que le miran de reojo y pasan de él… Habla mal el castellano. Voy a ver si le pongo en contacto con esa asociación que trabaja con los emigrantes. Y, por lo menos, le ayudan a aprender a hablar mejor y a arreglar sus papeles.
En otra ocasión:
-Tenemos que hacer algo. A Antonio y a Trini se les cae el tejado, tienen un montón de humedad y cuatro niños chicos.
Carlos se maravillaba de ver cómo esta mujer, jubilada y operada de cáncer, seguía amando a su barrio y entregándose con alma, vida y corazón. Porque siempre había situaciones a las que prestar atención, cariño y a las que dar una respuesta cercana y amiga.
No son sueños. ¡Son pequeñas realidades o grandes! Según se mire.
Las gentes que son atrapadas por esa LUZ tienen una fuerza para amar que nada ni nadie las puede parar.
mlred
QUIERO pediros disculpas por este tiempo de silencio. Se me estropeó el PC y, después he estado haciendo unos días de retiro y oración.
Vuelvo, si Dios quiere y nada me lo impide a seguir publicando con regularidad testimonios de que otro mundo es posible si cada uno de nosotros escuchamos nuestro corazón y , con el Evangelio en mano, ponemos en marcha todo nuestro ser y somos BUENA NOTICIA allí donde nos ha llamado el Señor Jesús.
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