-¡Luis, Luis, ven corriendo que ha muerto Isabel y yo tengo que acudir a casa de Mary que también es urgente. Ven y acompaña a su hijo que está sólo y es muy mayor!
Luis no conocía a Isabel ni a su hijo. Pero apreciaba mucho al Hno. Manolo y se fió de su palabra.
Se puso en camino rápidamente y cuando llegó a la casa había llegado ya otra vecina a socorrer al hijo. Entre los dos amortajaron a la madre de cerca de 100 años y acompañaron al hijo en esos momentos de dolor. Luis nunca había hecho semejantes menesteres pero siempre recordará con inmenso agradecimiento la confianza que el Hno. Manolo había depositado en él.
Y Juan, el hijo, siempre que veía al Hno. Manolo le sonreía agradecido.
La vida, la muerte, la salud o la enfermedad son la trama de nuestra vida. Cuando hay confianza, en situaciones así, surge la humildad: Siervos inútiles somos. ¡Hemos hecho lo que teníamos que hacer! Y brilla la LUZ entre nosotros. Y se nos va colando por nuestros barrios, por nuestras casas, por nuestros corazones.
No son sueños. De ello doy fe. Van siendo realidades muy sencillas. Van siendo BUENAS NOTICIAS para nosotros y nuestro mundo se va haciendo más a la medida del que proyectó todo con tanto Amor.
mlred
No hay comentarios:
Publicar un comentario