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domingo, 31 de marzo de 2013
domingo, 24 de marzo de 2013
Mons. OSCAR ROMERO
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (Ciudad Barrios, El Salvador, *15 de agosto de 1917 – San Salvador, + 24 de marzo de 1980)
http://www.hechosdehoy.com/francisco-desbloquea-la-causa-de-beatificacion--de-monsenor-romero-26456.htm
Cuando tenía 20 años quería, como cualquier joven identificarme con gente con 'peso específico' en su compromiso en el seguimiento de Jesús. Tenía una amiga en Latinoamérica que trabajó con Monseñor Oscar Arnulfo Romero y de los dos quise aprender un poquito.
Se jugó la vida muchas veces hasta entregarla. En sus homilías denunció la violación de los Derechos Humanos.
Había sido un obispo convencional -para entendernos- pero su corazón en contacto con los pobres se fue evangelizando hasta convertirse en su voz. Denunció la situación tremendamente injusta en la que vivían los más pobres conviertiéndose en un Pastor según el corazón de Dios.
Los escuadrones de la muerte le seguían hasta que en las Vísperas de la Fiesta de la Encarnación del Señor, celebrando la Eucaristía alguien le mató.
Aquí te dejo con San Romero de América, como le llama ya el pueblo salvadoreño, para el que ya está canonizado. Su testimonio es elocuente.
Se jugó la vida muchas veces hasta entregarla. En sus homilías denunció la violación de los Derechos Humanos.
Había sido un obispo convencional -para entendernos- pero su corazón en contacto con los pobres se fue evangelizando hasta convertirse en su voz. Denunció la situación tremendamente injusta en la que vivían los más pobres conviertiéndose en un Pastor según el corazón de Dios.
Los escuadrones de la muerte le seguían hasta que en las Vísperas de la Fiesta de la Encarnación del Señor, celebrando la Eucaristía alguien le mató.
Aquí te dejo con San Romero de América, como le llama ya el pueblo salvadoreño, para el que ya está canonizado. Su testimonio es elocuente.
http://www.romeroes.com/
http://www.youtube.com/watch?v=2X4fsE18m_4&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=yJU3k8RY1iA
http://www.youtube.com/watch?v=QryDJhziGTU&feature=relmfu
http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%93scar_Romero
sábado, 23 de marzo de 2013
LOS DOS PRIMEROS LIBROS DEL PAPA FRANCISCO
Me piden que comparta esto:
Te escribo para informarte que este jueves, día 21 de marzo (7:00 am hora española), en la web de nuestra asociación aparecerá una la entrevista realizada al P. Fernando Prado (cmf) editor de Publicaciones Claretianas en la que se trata sobre la publicación de los dos primeros libros del Papa Francisco en España. Lo interesante de la entrevista es lo que nos comunica información del Santo Padre a través de los comentarios sobre el modo escribir y perfil como autor literario. Además el P. Fernando comparte su opinión sobre lo que estas obras pueden aportar a dos temas que son muy actuales e interesantes: el Año de la Fe y la Nueva Evangelización.
Como existe un cierto desconocimiento del nuevo Papa, creo interesante que podáis utilizar la entrevista de forma parcial o total, para dar noticia en vuestros blogs de esta publicación y de lo que nos cuenta el P. Fernando de Su Santidad. Sin duda, los blogueros estamos llamados a colaborar con la Santa Sede en las labores informativas eclesiales. En el Blogger Meeting que se celebró en Roma en el año 2011, el Padre Federico Lombardi (portavoz de la Santa Sede) nos dijo que los blogueros éramos "la opinión pública de la Iglesia" y que nuestra misión se corresponde con el desafío de informar y formar a quienes no llegan los medios de comunicación convencional. Nuestra información y formación es más humana, ya que, aportamos la cercanía, veracidad y testimonio, que sustentan la evangelización.
Por lo tanto, te invito a formar parte de una cadena que proyecte al Papa Francisco a todo el mundo de manera veraz e ilusionante.
Mil gracias por hacer posible todo esto con tu blog. Que Dios te bendiga
http://www.youtube.com/watch?v=3ERQURYjAhg
Néstor Mora
Presidente de la Asoc. Blogueros con el Papa
Presidente de la Asoc. Blogueros con el Papa
Asociación Blogueros con el Papa
Sito Web: www.bloguerosconelpapa.org
Facebook: Cum Petro
Twitter: @Cumpetro
Google+: Blogueros con el Papa

lunes, 18 de marzo de 2013
domingo, 17 de marzo de 2013
viernes, 15 de marzo de 2013
SAN CLEMENTE MARÍA HOFBAUER
Las cosas no salen siempre
como uno desea. En el caso de este santo misionero, ni siquiera su
nombre será recordado en el futuro. Porque San Clemente María se llamaba
Juan, y hasta los 33 años vivió dos grandes experiencias: ser panadero y
ser ermitaño. Desde pequeño deseaba ser sacerdote, pero siempre había
un impedimento. Fue panadero en tres lugares diferentes, en los que
entró en contacto con sus hermanos necesitados y hambrientos. También
intentó ser ermitaño, porque lo más importante en su vida era la
oración. Se cambió el nombre, cambió de lugar de residencia… y, sin él
saberlo, Dios le decía: “Tú serás misionero del cambio”.
Dios le había elegido
“para cambiar”. A los 33 años peregrina a Roma con un amigo, y ambos
deciden ingresan en los Redentoristas simplemente porque la primera
campana que oyeron era la de la Iglesia redentorista. La voz de Dios le
lleva a ser el primer redentorista no italiano, y se le confía la misión
de extender las misiones redentoristas por toda Europa.
En el interior del
continente europeo, no son buenos tiempos para la fe. Él anuncia el
Evangelio en Austria, Polonia, Letonia, Suiza y Alemania, a trabajadores
y universitarios, a mujeres y niños, en medio del control político que
oprime a la Iglesia, convencido de que su misión es dar “el pan de la
Palabra” a todos los que están hambrientos de Cristo. Y cambia de
residencia –varias veces- cuando la guerra o la política deciden
expulsarle.
Una mirada a la vida de
San Clemente María Hofbauer puede enseñarnos mucho acerca de los sueños
que llegan a realizarse, así como sobre la oración y el servicio, sobre
la perseverancia en la vida cristiana, sobre cómo hacerse santo viviendo
los avatares de cada día, y sobre cómo emplear cada instante de la vida
orientándolo hacia su justa meta.
Nacimiento y vida de joven
Nuestro santo nace el día
26 de diciembre de 1751, en Tasswitz, Moravia. Noveno de 12 hijos
nacidos de María y Pablo Hofbauer, fue bautizado al día siguiente de su
nacimiento. Le impusieron el nombre de Hansl; es decir, Juan. Será con
este nombre con el que se le conocerá hasta el día en que se haga
ermitaño y en el elegirá el nombre de Clemente.
El hermano mayor del
santo, Carlos, parte del hogar paterno para unirse a la caballería
húngara en la batalla contra los turcos. Hansl se enfada por no ser lo
bastante mayor para vestir el uniforme azul con adornos de plata y capa
con forro de terciopelo rojo.
Pero sus sueños infantiles
tienen también otros horizontes. Mientras ayuda a misa se imagina
siendo sacerdote en el altar, se ve vestido con ornamentos sagrados
dirigiendo al pueblo en las grandes solemnidades de la Iglesia a fin de
dar gloria y alabanza a Dios.
Finalmente, la vocación
sacerdotal vence sobre la carrera militar. Desgraciadamente, al
pertenecer a una familia pobre, Hansl tiene pocas esperanzas de poder
entrar en un seminario o de ingresar en una orden religiosa.
Comienza por estudiar
latín en casa del vicario de su parroquia. El párroco es un viejo
sacerdote que llega a descubrir en el joven Hofbauer la semilla de la
vocación. Todos los días el joven estudiante y el anciano pastor se
encuentran para estudiar la lengua latina. Se trata del primer paso del
largo camino que conducirá a Hansl al sacerdocio. El período de estudios
acaba repentinamente con la muerte del párroco cuando Hansl tiene
catorce años. El nuevo párroco no encuentra tiempo para ayudarle a
estudiar latín. Ante la imposibilidad de continuar estudiando para el
sacerdocio, Hansl se ve en la necesidad de aprender algún oficio. En
1767 es aceptado como aprendiz de panadero. En 1770 se va a trabajar a
la panadería del monasterio premonstratense de los Padres Blancos de
Kloster Bruck. En aquella época, las consecuencias de la guerra y la
carestía reinante empujan a los sin techo y a los hambrientos a llamar a
las puertas del monasterio en busca de ayuda. Hofbauer trabaja día y
noche para calmar el hambre de los pobres que llaman a su puerta. Aunque
ahora no se trata del tan anhelado sacerdocio, sí es, no obstante, una
oportunidad que se le presentade ayudar al pueblo de Dios que se
encuentra tan gran necesidad.
En 1771, un viaje a Italia
lleva a Hofbauer a Tivoli. Decide hacerse ermitaño en el santuario de
Nuestra Señora de Quintiliolo y pide al obispo de la diócesis recibir el
hábito de ermitaño. Es entonces cuando Hansl Hofbauer cambia su nombre
por el de Clemente María; Clemente por el obispo de Ancira en Asia y
María por la Virgen María. El ermitaño Clemente ruega por si mismo y por
todos los que, en el mundo, se olvidan de rezar. Trabaja en el
santuario y asiste a los peregrinos que lo visitan. Pero Clemente no
encuentra la felicidad allí, y al cabo de poco menos de seis meses
abandona Quintiliolo. Comprende lo necesario que es rezar por la gente y
sabe que se trata de una obra buena lo que allí hace, pero no es
tampoco aquel anhelado sacerdocio que tanto desea.
Vuelve al monasterio de
los Padres Blancos de Kloster Bruck y sigue cociendo el pan mientras
retoma el estudio del latín. En 1776 termina sus estudios de filosofía
pero no puede seguir adelante. El emperador prohíbe que los Padres
Blancos admitan nuevos novicios. Una vez más se le cierran a Clemente
las puertas al sacerdocio.
Regresa a casa y durante
dos años vive como ermitaño en Muehlfraun imponiéndose austeros ayunos,
duras penitencias y largas noches de oración. Tras la insistencia de su
madre, deja una vez más la ermita y se dedica nuevamente a cocer pan.
Esta vez halla trabajo en una famosa panadería de Viena donde encuentra a
dos distinguidas señoras que se convertirán en sus mayores
benefactoras.
Con veintinueve años, y
después de haber sido panadero en tres sitios distintos, además de
ermitaño durante dos años, Clemente ingresa en la universidad de Viena.
Al suprimir el gobierno todos los seminarios, los candidatos al
sacerdocio se ven obligados a estudiar en las universidades controladas
por el gobierno. Clemente se siente frustrado por el contenido de los
cursos de religión que se dan, impregnados de racionalismo y de otros
aspectos que nada tienen que ver con dicha materia, además de ir
mezclados con diversas doctrinas. Impertérrito, continúa buscando las
verdades de la fe y persiguiendo su sueño: el sacerdocio.
En 1784, al final de una
peregrinación a Roma, Clemente y su compañero de viaje, Thaddeus Huebl,
deciden unirse a una comunidad religiosa. Irán a la primera Eucaristía
que anuncie una campana en la mañana del día siguiente. Era una iglesia
redentorista. Los dos peregrinos son recibidos en el noviciado
redentorista de San Julián. En la fiesta de San José, 19 de marzo de
1785, Clemente Hofbauer y Thaddeus Huebl se convierten en Misioneros
Redentoristas al profesar públicamente sus votos de pobreza, castidad y
obediencia. Diez días después son ordenados sacerdotes en la Catedral de
Alatri.
Pocos meses después de su
ordenación, los dos redentoristas extranjeros son llamados por su
superior general, P. de Paola, que les pide que regresen a su patria,
más allá de los Alpes, y que establezcan la Congregación redentorista en
el Norte de Europa. Se trata de una empresa difícil e insólita para dos
hombres tan recientemente ordenados. Para Alfonso, el hecho de que la
Congregación se extienda más allá de los Alpes es una prueba manifiesta
de que los Redentoristas habrían de durar hasta el final de los tiempos.
Para Clemente, se trata de un sueño que se convierte en realidad.
Varsovia y San Benón
La situación política
impide a Clemente permanecer en su propio país. El emperador austriaco,
que ya ha suprimido más de 1.000 monasterios y conventos, no tiene
intención alguna de permitir que una nueva congregación religiosa se
establezca en su territorio por lo que no autoriza su fundación.
Sabedores de este hecho, los dos Redentoristas se van a Polonia. En
febrero de 1787 llegan a Varsovia, una ciudad de 124.000 habitantes.
Aunque en ella hay 160 iglesias, además de 20 monasterios y conventos,
desde muchos puntos de vista casi se trata de una ciudad sin Dios. La
gente es pobre y falta de formación; las viviendas se caen a pedazos.
Muchos han abandonado ya el catolicismo para hacerse francomasones. Los
fieles católicos y los pocos buenos sacerdotes que restan, viven grandes
padecimientos. Durante los próximos 20 años, Clemente y su pequeño
grupo de sacerdotes y hermanos redentoristas compartirán este
sufrimiento por Dios y por los fieles de Polonia.
Cuando en 1787 Clemente
llega a Polonia, ésta vive momentos de turbulencias políticas. El rey
Estanislao II es sólo una marioneta en manos de Catalina II de Rusia. En
1772 había tenido lugar una primera partición del país; Austria, Rusia y
Prusia se habían repartido el botín. Otra partición ocurriría en 1793 y
todavía una tercera en 1795. Surge Napoleón con su gran ejército en
plan de conquista, atraviesa Europa, y no deja de aumentar la tensión
política. Durante los veintiún años que permanecerá Clemente en Varsovia
serán pocos los momentos en que reine la paz.
En el viaje de los dos
sacerdotes redentoristas a Polonia se les une Pietro (ahora Manuel)
Kunzmann, compañero de Hansl, también panadero, y que le acompañó
igualmente en una de sus peregrinaciones. Será el primer hermano
redentorista en territorio no italiano. Juntos llegan a Varsovia con los
bolsillos vacíos. Clemente ha dadoya a algunos mendigos encontrados por
la calle las tres últimas monedas de plata que le quedaban. Los tres se
reúnen con el delegado apostólico, el arzobispo Saluzzo, que les confía
la iglesia de San Bennon para que trabajen entre la gente de lengua
alemana residente en Varsovia. Los Redentoristas aprenden esta nueva
lengua y extienden su apostolado a la población que vive en la zona de
San Bennon.
Siempre que Clemente ve
deambular a algún chico sin techo lo conduce a la casa parroquial, lo
limpia, le da de comer, le enseña una profesión, y lo instruye para que
viva cristianamente. Cuando estos chicos llegan a ser ya demasiado
numerosos, Clemente abre el albergue del Niño Jesús para estos jóvenes
sin techo. Para suministrarles vestido y alimento, Clemente y sus
compañeros se ven obligados a mendigar de continuo. Lo hacen sin
sentirse en absoluto avergonzados. Clemente entra en una panadería para
comprar un poco de pan y encuentra que el panadero no tiene ayudante.
Pasará con él todo el día amasando y cociendo el pan y sacándole
provecho a sus antiguas experiencias como panadero. Consigue así para
aquel día y para otros muchos días en el futuro el pan que necesitan sus
chicos.
Dice la leyenda que, en
otra ocasión, entró Clemente en un bar local a mendigar. Al pedir
Clemente la limosna, uno de los encargados le escupió la cerveza a la
cara. Limpiándose tranquilamente la cerveza, Clemente respondió: "Esto
es para mí. Pero ahora ¿qué me da para mis chicos?" Los clientes de la
cervecería quedaron verdaderamente tan atónitos por aquella respuesta
cristiana que Clemente recogió en aquella ocasión más de 100 monedas que
plata. Cuando los Redentoristas abren las puertas de su iglesia, se
encuentran con que tienen que predicar a bancos vacíos. Demasiadas cosas
preocupan a la gente, alejándola de Dios; además, no se fían de los
sacerdotes extranjeros. Habrían de pasar muchos años antes de que los
Redentoristas lograran conquistar el corazón de la gente, pero, una vez
logrado, San Bennon se convertirá en uno de los lugares más visitados de
la Iglesia católica en Varsovia.
En 1791, cuatro años
después de su llegada, los Redentoristas transforman el albergue de los
chicos en academia. Abren un internado para chicas y confían su
dirección a algunas nobles matronas de Varsovia. El número de huérfanos
va constantemente en aumento. El dinero que necesitan para sufragar
todas estas actividades proviene de algunos bienhechores fijos y de otra
mucha gente dispuesta a ayudar de la forma que sea; pero Clemente se ve
obligado aún a mendigar de puerta en puerta para encontrar la ayuda que
necesita para mantener a sus numerosos huérfanos.
En la iglesia, Clemente y
su grupo de cinco sacerdotes redentoristas y tres hermanos legos
comienzan lo que llaman la Misión Continua. Los días laborables, en vez
de una sola misa matutina, en la iglesia se tiene una misión a tiempo
pleno para cada día del año. Si te acercas a San Benón en cualquier día
del año, verás que puedes asistir a cinco sermones en alemán y polaco.
Hay, además, tres misas solemnes, el oficio a la Bienaventurada Virgen
María, la visita al Santísimo Sacramento, el Vía Crucis, vísperas,
momentos de oración y las letanías. Los sacerdotes están disponibles
para la confesión a cualquier hora del día y de la noche.
En 1800 pueden constatarse
ya notables avances en la iglesia y en la comunidad redentorista. La
administración de los sacramentos ha pasado de 2.000 (en 1787) a más de
100.000. En San Benón trabajan ya 21 sacerdotes redentoristas y siete
hermanos legos. Hay, además, cinco novicios y cuatro seminaristas
polacos.
Todo esto sucede en
condiciones nada ideales. Las tres reparticiones de Polonia han causado
terribles derramamientos de sangre. Kosciusco, el gran ideólogo que
lucha por la libertad polaca, alcanza su máxima gloria pero el pueblo no
logra detener a los invasores extranjeros de forma definitiva. La
guerra llega a Varsovia durante la Semana Santa del 1794. Los
Redentoristas, juntamente con todos los habitantes de aquella ciudad, se
encuentran en constante peligro de muerte. Tres bombas caen sobre la
iglesia pero no estallan. Durante las constantes batallas que no cesan,
Clemente y sus compañeros continúan predicando la paz. Esto contribuye a
que aumenten los gritos de protesta contra los Redentoristas a los que
toman por traidores.
Apenas comienzan las
hostilidades son atacados desde dos frentes. Desde un punto de vista
político son extranjeros; pero pueden mezclarse con la gente y hacer
mucho mediante su excelente y santo trabajo de auténticos sacerdotes.
Pueden atender a centenares de huérfanos, celebrar misas, hacer que
miles de personas se acerquen a Dios, pero no por eso los Redentoristas
alemanes dejan de ser un elemento extranjero en un país en guerra.
El otro frente desde el
que son atacados es aún más doloroso. Es el ataque personal y despiadado
de los que, habiendo abandonado la Iglesia a la que pertenecían por el
bautismo, se han convertido en francomasones. Se reúnen en pequeños
centros ocultos y traman contra los católicos atacando a los sacerdotes,
al culto público y haciendo que se cierren las iglesias.
Los Redentoristas deben
siempre mantener alta la guardia contra las emboscadas. Sus enemigos
están siempre al acecho para lanzarles piedras o molerlos a bastonazos.
Un día la muerte llama a la puerta del convento en forma de regalo.
Alguien regala a los Padres un jamón envenenado. Cuatro sacerdotes
morirán de tomaína a causa del veneno. Clemente hace frente a aquella
terrible tragedia. El número de Redentoristas disminuye en vez de
aumentar. Providencialmente, cuatro nuevos candidatos se unen a la
comunidad poco después del acto criminal, pero Clemente no olvidará
nunca a los cohermanos asesinados. Aún más dolorosa para Clemente fue la
muerte del Padre Thaddeus Huebl, su compañero de estudios y querido
amigo. Huebl es llamado a la cabecera de un falso enfermo. Horas después
es alcanzado por un carruaje lanzado contra él a gran velocidad;
después es torturado y molido a golpes. Días después morirá a causa de
las heridas padecidas. Clemente sufre tremendamente al ver que su amigo
pierde la vida. Ahora tendrá que vérselas solo.
Los ataques continúan. Los
Redentoristas se convierten en objeto de escarnio incluso en los
teatros. Los sacerdotes polacos del lugar tratan de frenar la obra de
los Redentoristas que han dedicado más de 20 años a restaurar la fe del
pueblo de Varsovia; pero son molestados, atacados, maltratados. En 1806,
se prohíbe ya por ley que los sacerdotes del lugar inviten a los
Redentoristas a predicar misiones en sus parroquias. Más tarde llegará
una ley incluso más restrictiva aún al prohibírsele a los Redentoristas
predicar y confesar en su iglesia de San Benón.
Contra estas actuaciones,
Clemente apela directamente al Rey de Sajonia que en ese momento
gobierna Polonia. Aunque consciente del bien que los Redentoristas están
haciendo, aquél no puede hacer frente a los muchos francomasones y
jacobinos que van a la caza de los Redentoristas de Polonia. El 9 de
junio de 1808 se firma el decreto de expulsión. Once días después, la
iglesia de San Benón es cerrada y los 40 Redentoristas que la atendían
son encarcelados reteniéndoseles en prisión durante cuatro semanas; se
les conminará después a que abandonen el país.
Viena: un nuevo comienzo
En septiembre de 1808,
tras el destierro de Polonia, Clemente llega a Viena. Allí se quedará ya
hasta su muerte acaecida cerca de 13 años después. En 1809, cuando las
fuerzas napoleónicas atacan Viena, Clemente como capellán del hospital,
cura a los soldados heridos. El arzobispo de Viena advierte el celo de
Clemente y le pide que se haga cargo de una pequeña iglesia italiana de
Viena. Clemente permanecerá allí durante cuatro años para, luego, ser
nombrado capellán de las Monjas Ursulinas en julio de 1813.
La verdadera santidad de
Clemente se pone cada vez más de manifiesto en la atención que presta al
bien espiritual de las Monjas y de los seglares que acuden a su
capilla. El fervor con que se acerca al altar revela al hombre de fe que
es. Desde el púlpito, sus labios pronuncian las palabras que la gente
necesita oír. Predica de forma que puedan reconocer sus pecados y
lleguen a comprender la bondad de Dios para conformar sus vidas a la
voluntad divina. Pero si desde el púlpito ruge como un león, en el
confesionario es un cordero. Escucha los pecados de los penitentes y
siempre logra encontrar un mensaje de aliento, pide a Dios que los
perdone y los despide invitándoles a retomar el buen camino.
A comienzos de 1800, Viena
es uno de los centros culturales más importantes de Europa. Clemente
tiene el placer de pasar largos ratos con los estudiantes y con los
intelectuales del lugar. Los estudiantes van a él por separado o en
grupo a fin de hablar, compartir una comida o buscar consejo. Entre
éstos, muchos se harán más tarde Redentoristas. Hace incluso que vuelvan
a la Iglesia muchos personajes ricos y exponentes del arte; entre
otros, Frederick y Dorothy von Schlegel (hija de Mendelssohn, fundador
de la escuela romántica); el artista Frederick von Klinkowstroem; Joseph
von Pilat, secretario privado de Metternich; Frederick Zachary Werner,
que más tarde se haría sacerdote y llegaría a ser un gran predicador; y
Frederick von Held que, siendo ya Redentorista, llevaría la Congregación
a Irlanda.
En Viena, Hofbauer es de
nuevo atacado. Durante un tiempo se le prohibe predicar. Es amenazado
con la expulsión por ponerse en contacto con su superior general
redentorista, en Roma. Pero para que la expulsión pueda hacerse efectiva
debe firmarla el emperador Franz de Austria. En ese tiempo, sin
embargo, el emperador está como peregrino en Roma donde visita al Papa
Pío VII; se entera entonces de lo muy apreciada que es la obra de
Hofbauer. Trata, en consecuencia, de recompensar a Hofbauer por sus años
de entregado servicio autorizándole una fundación Redentorista en
Austria.
Ser santos
Clemente María Hofbauer
fue beatificado el 29 de enero de 1888 por el Papa León XIII y
canonizado como santo de la Iglesia católica el 20 de mayo de 1909. En
1914, el Papa Pío X le concede el título de Apóstol y Patrón de Viena.
Hoy, a más de 150 años de su muerte, la fiesta anual de san Clemente es
celebrada de modo especial por la población de Viena.
¿Qué hizo de Clemente Hofbauer un santo? No hizo ningún milagro que
pudiera asombrar a nadie, no tuvo ni visiones ni éxtasis capaces de
impresionar. Tuvo incluso algunos defectos -un carácter alemán
irascible-. Pero si se nos hubiera concedido estar algún tiempo junto a
él, hubiéramos descubierto que era un hombre de fe extraordinariamente
firme, un hombre tranquilo y de extraordinaria paz, un hombre capaz de
trabajar por el bien de las almas sin fatigarse jamás. Precisamente por
el modo tan sencillo en que se hizo santo, san Clemente continúa siendo
hoy para todos nosotros un modelo de santidad.
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